El uso Papal de la Férula

El Báculo como insignia litúrgica de los Obispos y de los Abades data del siglo VII en algunas fuentes españolas, por su uso se podría decir que es anterior a esta fecha. Parece que el Báculo como símbolo de la autoridad episcopal pasó de la península ibérica a Inglaterra, la Galia y la Germania. Sin embargo, por las descripciones de la Solemne Misa Papal en los Ordines Romani no aparece su uso. También las representaciones de los Papa confirman que el Báculo episcopal no formaba parte de las insignias del Papa, ya que no se ve en ningún monumento iconográfico hecho en Roma. Por lo cual, Inocencio III (†1216) escribe en su De sacro altaris mysterio (I, 62): “Romanus Pontifex pastorali virga non utitur”.
La razón de esta costumbre reside quizás en el hecho de que el Báculo era un símbolo de investidura del Obispo electo por parte del Metropolitano o de otro Obispo (ceremonia que desde el periodo carolingio hasta la época de la lucha de las investiduras era algo propio de los reinos seculares). El Papa no recibía la investidura por parte de otro Obispo, como indicó Bernardo de Botono de Parma (†1263) en la Glossa ordinaria de las Decretales de Gregorio IX (I, 15): El Papa solo recibir el poder de Dios. Santo Tomás de Aquino hace un razonamiento ulterior, cuando comenta que “Romanus pontifex non utitur baculo … etiam in signum quod non habet coarctatam potestatem, quod curvatio baculi significat” (Super Sent., lib. 4 d. 24 q. 3 a. 3 ad 8), refiriéndose a la forma común del báculo doblado en su parte alta, como un signo del cuidado pastoral y de la jurisdicción.

Desde la Alta Edad Media, si no antes, los Papas se sirvieron de la Férula Pontificalis como insignia que indica su potestad temporal. La forma de la Férula no es muy conocida. Probablemente era un bastón que portaba en su vértice una cruz. En el Medievo al Papa, cuando tras su elección tomaba posesión de la Basílica Lateranense, le era presentada la Férula del Prior de S. Lorenzo al Laterano (es decir, del Sancta Sanctorum) como “signum regiminis et correctionis”, es decir, como símbolo de gobierno que incluye el castigo y la penitencia. La presentación de la Férula fue un acto importante, pero no tenía el mismo significado que la imposición del Palio en la Coronación del Papa. De hecho, no fue observada hasta el inicio del cinquecento.

El uso de la Férula nunca ha formado parte de la Liturgia Papal, salvo en algunas ocasiones como la apertura de la Puerta Santa y la Consagración de las Iglesias, en las cuales el Papa tomaba la Férula para golpear tres veces la puerta y para escribir el alfabeto latino y griego en el pavimento de la Iglesia. En el Tardomedievo, los Papas usaban como Férula un bastón con la triple cruz.

Después de su elección en 1963 el Papa Pablo VI encargó al escultor napolitano Lello Scorzelli un Báculo Pastoral para las Celebraciones Litúrgicas Solemnes. Este Báculo plateado tomó de la tradicional Férula la forma de cruz pero acompañado por la figura del crucificado. Pablo VI ha utilizado este Báculo por primera vez en la Clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de Diciembre de 1965. Seguidamente lo adoptó de modo análogo al Báculo del Obispo, lo usó frecuentemente pero no siempre en las celebraciones litúrgicas. Pablo VI y Juan Pablo II han usado en ciertas ocasiones también la triple cruz como enseña.

El Domingo de Ramos del año 2008 el Papa Benedicto XVI sustituyó este Báculo, también usado por Juan Pablo I y II y por él mismo, por un báculo rematado por una cruz dorada, que fue regalado al Beato Pío IX por el Círculo de San Pedro, en ocasión del cincuenta aniversario de su consagración episcopal. Este Báculo fue usado como Férula ya por el Beato Juan XXIII para varias celebraciones litúrgicas durante el Concilio Vaticano II.

Con la celebración de las I Vísperas de Adviento del 2009, el Santo Padre Benedicto XVI comenzó a usar un nuevo Báculo, regalado por el Círculo de San Pedro, similar en la forma al de Pío IX.
(Fotografías: de arriba a abajo, de izqda a dcha: Pio XI, Pio XII, Juan XIII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI)
(Traducción del original italiano de la Oficina para las Celebraciones del Romano Pontífice por Salvador Aguilera López)