El «Decálogo» de J.B. Montini para la Reforma Litúrgica

Se acerca otro jubileo, estamos cerca del cincuentenario de la elección de Pablo VI (21-VI-1963) y de la promulgación de los documentos del Concilio ecuménico Vaticano II. El primero es la Constitución de sacra Liturgia. Es esta materia una de las más importantes y que espontáneamente nos hacen pensar en el Papa Montini, pues ha sido uno de los papas que más ha impactado en el ritual de la Liturgia romana. Algunos le acusan de haber cambiado incluso el espíritu de este Rito occidental. Estudiar esta afirmación con seriedad y profundidad se necesita más que un simple artículo en un blog, que generosamente lo acoge.

Sirva, sin embargo, de ayuda para conocer el pensamiento litúrgico de J.B. Montini extraídos de su magisterio como arzobispo de Milán. Esto proporcionará un punto de inicio para una futura reflexión sobre una correcta hermeneutica continuitatis, partiendo de cómo entendía Pablo VI la liturgia y cómo procedió a su reforma que todavía hoy resulta o incómoda o incomprendida.

Preámbulo

D. Pedro-Canisio Borella era maestro de ceremonias de la catedral de Milán durante el pontificado de Mons. Montini (1954-1963). Cuando a su arzobispo lo escogieron Papa, le ofreció en Ephemerides Liturgicae más de un centenar de páginas, con 16 breves secciones, ofreciendo diversas aportaciones del Arzobispo sobre materia litúrgica (cf. EL 77 [1963] 218-344a).

En orden cronológico son:

- 1957:            discurso en el X aniversario de la Mediator Dei;
- 1958:            carta encíclica De institutione liturgica (1958);
- 1959:            carta pastoral Pascha nostrum;
                        Sermón pascual sobre el Bautismo
                        Sermón pascual sobre la penitencia
                        Sermón pascual sobre el gozo de Pascua.
                        Sermón De mysterio Ecclesiae cathedralis en Cremona.
- 1962:             selección de diversas cartas dirigidas a la diócesis
durante la sesión I del Concilio Vaticano II.

DIEZ EJES PARA LA REFORMA EN LA LITURGIA

Proponemos diez ideas fundamentales que brotan de su magisterio episcopal. Las organizaremos en tres bloques y las describiremos con breves pinceladas, de modo de podamos hacernos una idea global sencilla pero exacta de qué pensamiento litúrgico aportaba este Siervo de Dios para su diócesis, primero, y luego como Romano Pontífice para la entera Iglesia universal, principalmente la de rito romano.

PRINCIPIOS DE ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA

Este es el punto más maduro de su pensamiento: Lo que sí es más propio de él es la aplicación, prefiere siempre el minimalismo ritual y dejar espacio al diálogo sentido del fiel con Cristo por medio del silentium sacrum.

1. «Renovatio» espiritual para renovar la «participatio».

La Liturgia renueva la espiritualidad de los fieles, no al revés. En primer lugar, la del ministro que preside la Acción sagrada participando de la capitalidad de Jesucristo sobre la entera Iglesia. En segundo lugar, porque genera gusto y fondo espirituales en los fieles, gracias al Año litúrgico y al desarrollo ritual de la oración eclesial. Finalmente, porque ayuda a reflorecer la humanitas y belleza de la Iglesia.

2. La conversión interior, principio de la «participatio liturgica».

Asume la necesidad de renovar el aparato externo y material del rito, sin miedo, pero siempre acompañado y guiado por la necesaria conciencia de que la Liturgia es «participatio» del Sacerdocio de Cristo. No es original en su idea, pues recoge la enseñanza del Magisterio eclesial más reciente.

3. La oración litúrgica.

Es como la arteria central hacia donde conducen otros arroyos de oración privada y popular, y de la cual derivan otros para la vida espiritual personal

PRINCIPIOS DE TEOLOGÍA LITÚRGICA

4. La verdadera «participatio».

La vida de los fieles de la Iglesia necesita de una renovación, de una mejora. La participatio es la necesaria correspondencia entre la Acción divina, doctrinal, sacramental, y la cooperación humana del clero y de los fieles, a modo de admirable fusión y equilibrio (cf. De institutione liturgica [1957], §12). Por ello, hay que cuidar la asistencia de los fieles a la celebración festiva de la Eucaristía, procurando que estos puedan entrar en la realidad del Misterio de la Pascua de Cristo.

5. Comprensibilidad y didáctica.

«La liturgia no es hermetismo, es expresión sincera de lo divino y de lo humano. Es lenguaje. Es vehículo de enseñanza divina… es voz de coloquio con Dios». Para ello, hay tres elementos que derivan de estas ideas:

a.) se deben revisar (y reducir, si cabe) el corpus rubricarum,
b.) también se debe plantear el uso del latín como única lengua del rito romano.
c.) Todo ello en vistas a la participatio de todo el Pueblo de Dios en el misterio pascual de Cristo.

PRINCIPIOS PRAGMÁTICOS DE REFORMA LITÚRGICA

6. Necesidad de una educación litúrgica.

Se debe perfeccionar la comprensión de la sacra Liturgia; su celebración y divulgación, así como la unión personal con toda la vida cristiana como gozne esencial. Sus ejes son cinco:

a.) estudiar la sagrada Liturgia, su contenido doctrinal y místico
b.) explicar a los fieles los ritos a partir del Año litúrgico
c.) acentuar el Año litúrgico: Navidad, Pascua, Pentecostés; Adviento y Cuaresma, Semana Santa.
d.) solemnidad a las fiestas marianas y los santos locales.
e.) importancia del domingo y los días festivos.

7. El difícil problema de la época: la lengua vernácula.

J.B. Montini ve el punto más complicado en la comprensión. No es obstáculo sólo el latín, sino la ritualidad externa de la Liturgia, «que se vuelve difícil… especialmente el hombre moderno acostumbrado a reducir todo lo suyo a una extrema inteligencia y creer que entiende una verdad cuando la puede representar con una imagen sensible». Para vencer este obstáculo está la educación litúrgica.

8. El rito romano se puede modificar legítimamente.

Esta afirmación ya se contiene en la reflexión teológica de santo Tomás de Aquino. Posteriormente el Concilio de Trento lo incorpora al corpus doctrinae de la Iglesia universal. Pero fue sobre todo en tiempos de la primera sesión que se tomó más conciencia, sobre todo cuando el 13 de noviembre de 1962, el beato Juan XXIII incluyó el nombre de San José en el Canon Romano, que había quedado inmutado desde tiempos pluriseculares (cf. Carta a los fieles [18 de noviembre de 1962]).

9. Conservar la Tradición.

Afirma el entonces arzobispo: «La liturgia tiene en sí un tesoro de gracia, de doctrina, de tradición, de arte, de espiritualidad, que debe ser defendido a toda costa tanto en las confrontaciones de la irreligiosidad –hoy tan difundida y agresiva– como en las confrontaciones de la religiosidad arbitraria y remota de las fuentes auténticas del dogma y de la vida sobrenatural» (cf. Carta III a los fieles de Milán, 28-X-1962).

10. La renovación en concreto.

Tomamos tres directivas pastorales que él aportó:

a.) cuidar bien la asamblea litúrgica: «La liturgia es una celebración, esto es, una simultánea acción espiritual que debe partir de una unidad exterior y material (la asamblea), para hacer de esta una unidad interior y espiritual (la “Ecclesia”)».
b.) Preeminenza dell’altare, centrale e visibile; iluminado, evitando la teatralidad, manteniendo el decoro, una ornamentación sobria y elegante, variando los colores según los momentos litúrgicos.
c.) ritos y cantos audibles: Los fieles deben escuchar las palabras de los ritos y la predicación. Se deben seleccionar bien los cantos para una adecuada participación cantada por parte de los fieles.

Conclusión

Hemos propuesto un esquema pedagógico, breve, a modo de presentación rápida. Aquí recogemos diez nociones básicas que Juan Bautista Montini desarrolló en su ejercicio episcopal previo a acceder a la Sede de san Pedro. Notamos las intuiciones y expresiones de su espiritualidad personal que, como es obvio, influyeron en su formulación y posteriormente en su aplicación. También nos ayuda a entender cómo percibía él la reforma litúrgica y cómo la aplicó posteriormente. Soy consciente de que esto es una manera introducción a un campo de trabajo amplísimo que como dije al inicio no podemos llevar a cabo aquí. Sirva simplemente de estímulo para un posterior trabajo de profundización.

Marcos Aceituno Donoso